11 ago 2010


a Clara Díaz aunque nunca lo va a leer


-¿Por qué te da miedo?

-No sé por el aire, una vez que fui a cobrar estaba lloviendo como ahora, andaba por el triangulo, no me quería mojar pero aunque traía paragüas el viento estaba tan duro que terminé empapada, nadie me iba querer subir, ni siquiera un taxi, asi que mejor me baje de la banqueta y seguí caminando hasta que llegué a la casa. Me sentí tan triste, tan nada, que desee que me llevara la corriente del agua, tenía todos los zapatos mojados y nadie se daba cuenta que iba llorando. La calle estaba sola, yo estaba completamente sola.

-¿Pero por qué estabas triste? A mi me ha pasado varías veces empaparme, pero me gusta, y hasta ir sola completamente sola, es divertido, me da una sensación de euforia, de libertad, de que no necesito a nadie.

-Esa vez quería que al llegar a la casa alguien me abrazara, que mientras me quitaba la ropa me prepararan el baño y me dieran un té caliente. Llegué cinco minutos antes de la junta que tu papá había organizado en la casa, así que nadie al llegar siquiera me vio, me quité la ropa y baje a servir. Creo que nunca hay abrazos disponibles.

-Al menos no te tocó quedarte además en la calle como a mí.

-Esa fue la primera vez que me di cuenta lo horrible que es ser vendedora, si me hubiera caído un rayo, o si me hubieran atropellado nadie se hubiera dado cuenta, nadie hubiera salido ayudarme, hubieran pasado horas antes de que tu padre notara mi ausencia. Me sentí tan despreciable, como una hoja a punto de irse por la coladera, como una rata que trata de esconderse de la lluvia. No podía dejar de llorar, y al llegar a casa me tuve que secar las lágrimas porque nadie tenía tiempo para consolarme.

-¿Quieres un té un caliente ahora?

-Quiero que deje de llover, quiero dormir calientita en mi cama sin que nada me preocupe, quiero no necesitar abrazos. Eso es todo.



foto de Angel Elías

7 comentarios:

Horacio dijo...

"tenía los zapatos mojados y nadie se daba cuenta que iba llorando. La calle estaba sola, yo estaba completamente sola..."

hay momentos , si, exactamente como este, en que una soledad absoluta nos hace sentir extremadamente vulnerables, es entonces cuando quicieramos:" no necesitar abrazos"

absolutamente de acuerdo, conmueve Deby, !

Amorexia. dijo...

querer no necesitar es querer morirse, desgraciadamente el libre albeldrio termina en el inconciente colectivo de la pertenencia...

deshora.

BEATRIZ dijo...

Un texto enternecedor.
¿Dónde andas mujer? uy qué tiempos que no llueve por aquí.

aluminca dijo...

Caray,me quede con ese sentimiento de soledad y tristeza. Hoy me hiciste sentir y eso no te lo voy a perdonar(Broma)

the lines on my face dijo...

el último párrafo es lo mismo que quiero ahora :(
besos

dèbora hadaza dijo...

ey que no cunda la humedad, abrazos chica, lástima que sean virtuales, pero me gustaría que te llegaran.

Eva Magallanes dijo...

Me ha conmovido. Es que -siendo otro el escenario quizás u otra las circunstancias- ese sentimiento de abandono y esa sed de amor, la he sentido... ¿y quién no?... un muerto en vida probablemente. Es cierto, a veces, sólo necesitamos un abrazo. Son esas experiencias las que nos hacen descubrir con temor y pena que, en lo profundo, cada existencia es una única soledad... pero, siento, con los años una va poniendo allí, en ese vacío, amor por una misma y, de pronto, nos pegamos un salto cuántico y desde allí entregamos amor a los demás y como un artilugio mágico nos llegan los consuelos, los abrazos y las caricias sin que las hayamos pedido.
Te dejo saludos fraternos desde el confín austral!