4 may 2011



Desde anoche se metió una mosca. Pocas cosas en la vida son más molestas que ese insecto. Tiene todo lo malo que se puede tener, es ruidosa, sucia, persistente, pegajosa.

Estábamos leyendo en la cama pero no podíamos concentrarnos, su aleteo, su sonido, nos interrumpía, además que de cuando en cuando se paraba en nuestras piernas u hombros desnudos.

No teníamos matamoscas, no tenemos matamoscas; con eso, una buena lámpara para la cocina, y un amigo para el baño tendríamos la vida resuelta. No se le puede dejar caer un libro, claro que de haberla matado a librazos sería sólo con el directorio telefónico.

Hoy en la mañana mientras tomaba mi desayuno, ella llegó a la sala. Dejé sobre uno de los bancos un palito de paleta y ella se daba gusto sobre él, y yo seguía sin tener a la mano nada con que matarla. De repente pensé que en realidad no me molestaba en nada que ella chupara el palito que iba terminar tirando a la basura, lo que me fastidiaba era su presencia.

Tal vez esa mosca tenía las patas limpias, al entrar a la sala ni siquiera hizo ruido, se saboreaba algo que yo iba a botar; nada de lo que ella hiciera me afectaba, lo que no soporto es que exista. No soporto su vida, tengo tan grabado en mi código que son malas y asquerosas, que ya sólo pienso en su muerte una vez que las veo.

Y es que son feas, no podríamos acosar tanto a una mariposa o a una catarina, ni siquiera a un grillo. Pero ellas no ayudan, son feas; su sonido siempre es molesto, afortunadamente no apestan.

Estoy escribiendo y estoy intrigada, ¿a dónde fue a parar la maldita mosca? ¿por qué no la escucho? En cuanto tenga algo que sirva juro que la mataré.

p.d. encontré un periódico viejo y ya descansa en paz. Yo sabía que para algo eran útiles los periódicos impresos.

4 comentarios:

Pierrot dijo...

Quiza la verdadera toxicidad de la mosca está en como asumimos ese deseo de borrar a algo fuera de la existencia. Pero es cierto, hacen mucho ruido.

Saludos desde la Olla (y si esa mosca pasa por mi cocina a metralla la derribo)

Anónimo dijo...

proverbio tailandez: no pongas en riezgo tantos marines para matar un taliban...
Si toda la fealdad del mundo tubiera el destino de ser atropellada por un viejo diario...pobre viejo, pobre feo
je!
me gusta leerte

BEATRIZ dijo...

Mi herramienta favorita para lo dicho, es un trapo a la mano, me doy vuelo. Mi marido prefiere el windex!

Te saludo con gusto susanita.

Hilda Vélez Rodríguez dijo...

Me gusta. Trato siempre de tener un matamoscas.