25 may 2007



El 29 de mayo de algunas luna atrás, se reinaguro la casa del minotauro por el nuevo Ícaro llamado Emanuel Simo, sólo que él no sabía se iba reconstruir en su alma. Por eso es que nosotros nos paseamos en su laberinto y ya no podemos escapar, para eso hacen falta alas y que no las derrita el sol. Y ya que no podemos escapar hemos decidido hacerle una fiesta en su honor, de la cual queremos que todos ustedes sean participantes.


¡Feliz cumpleaños Emanuel!



Y como este texto fue la carnada que me atrapó en el laberinto, se los presento deseando que tambien queden atrapados...

Con ustedes:











EROS Y NIRVANA



Tu boca me dijo esas mágicas palabras, “te amo” y eso nos cambió la vida. Por fin estábamos juntos, yo lo había deseado desde hacía años. No podía creer como tu cuerpo se iba desnudando debajo del mío, era como un otoño primaveral, perdías las hojas pero nos llenábamos de vida. Nos explorábamos, nos aventurábamos, nos arriesgábamos, nos matábamos, nos revivíamos, nos sentíamos.



Tu pelo se perdía en mi pecho, acariciándolo todo. Mis manos buscaban tus límites, deseando lo imposible. Quería abrazarte fuerte, muy fuerte, hasta deshacerme en tus brazos, hasta que los cuerpos se evaporaran. Éramos agua hirviendo, recorriéndolo todo, sin represas; éramos agua desbordada, éramos tormentas que lo llevaban todo...



Tus labios apresaban los míos, tus manos oprimían mi rostro, tu lengua en mi boca era un huracán. Te sonreías de felicidad y me mirabas desafiándome a domarte. Parecíamos endemoniados cuyos cuerpos se retorcían el uno con el otro ante el menor y el mayor de los contactos. Éramos lucha y éramos paz, éramos conquistadores y conquistados, éramos dos errantes en el mar buscando el mundo nuevo.



Ya no sabía quién eras vos, ni quién era yo. No sabía si vos eras aire y yo era fuego o viceversa, pero éramos esa mezcla de elementos constituyendo algo nuevo e indescriptible.



Era un vértigo permanente, era una montaña rusa, era un subir sin límites y la sensación de caer rendidos en cualquier momento. Éramos dos ejércitos avanzando por territorio extranjero, conquistándolo todo, saqueándolo todo, arrasando con identidades, perdiendo nuestro cuerpo pero apropiándonos de uno nuevo.



Ya no veía nada, los sentidos eran inútiles para captar esa escena. Mis ojos no te veían, se cerraban solos por más que quisiera abrirlos. Veía todo anaranjado, como si estuviera frente a una amanecer de verano que me enceguecía. En mi boca había gusto a piel, a fuego, a cenizas, a victoria, a derrota, a éxtasis, a agonía, a dulce, a salado..., a vos. No había más sonidos que el de los gemidos que nos aturdían, que el de corazones que latían acelerados y el de respiraciones que iban y venían. Sentíamos el olor de nuestra piel quemándose, sentía el olor a campo que salía de tu piel. El tacto era fricción, era tan intenso que atraía toda la atención. Nuestras manos eran enredaderas, nuestros dedos estaban entrelazados y se confundían. Nuestras pieles eran más sensibles, se deshacían como nieve bajo el sol. Nuestras pieles eran los pocos límites que quedaban entre nosotros, lo que nos salvaba de confundirnos totalmente. Nuestras pieles eran completamente erógenas, no había ningún punto que no estallara al ser estimulado.



Perdíamos las categorías, no sabíamos que era el tiempo ni que era el espacio. No había tiempo, no había pasado ni futuro, sólo un presente que lo abarcaba todo. El tiempo pasaba como nos pasa la vida, sin darnos cuenta.



El espacio no existía, éramos una masa imprecisa, éramos un solo cuerpo. El mundo no existía, no importaba el afuera, no importaba el clima, la hora del día, no nos importaba ni la muerte ni la vida.



Ya no éramos humanos, éramos dos salvajes. Ya no había lenguaje, era imposible articular aunque sea una palabra. Éramos puro instinto, éramos exploradores, éramos arqueólogos de nuestros cuerpos. Me transformé en un alpinista que escalaba tu cuerpo, que subía por tu cuello buscando alcanzar la cumbre en tu boca. Continuábamos juntos, caminando por la cornisa de la locura.



Lo que sucedió fue un desastre natural. Era la tormenta que lo arrasaba todo. Era el huracán que desprendía hasta los cimientos. Era un terremoto que destruía el mundo a nuestro alrededor. Era un volcán en plena erupción, éramos lava hirviendo que avanzaba sin contención, sin contemplación. En el pico más alto de locura, de indistinción entre cuerpos, de fragmentación interior, llegué a la cumbre. Sí..., besé tu boca, me adueñé de tus labios, me embriagué bebiendo tu vino, te inundé de vida y, justo en ese momento, en el que caía rendido en tu pecho, me percaté que respiré tu último aliento. Y en ese momento de horror recordé tus palabras, “antes de rendirme, prefiero la muerte”.


8 comentarios:

Kala dijo...

Me uno al festejo a celebrar este cumpleaños real, en el mundo virtual. Yo, como tú Débora también quedé atrapada en el laberinto y me gusta pasearme por él.

¡Muchas felicidades a Emanuel!

Emanuel Simo dijo...

Estimada Débora:
Muchísimas gracias por tus palabras! Gracias por tu agasajo en esta que es tu joya más preciada que guardo entre los tesoros a los que se acceden a través de los intrincados pasillos de mi laberinto.
Gracias por haber traído tus notas sobre un sol de hielo por mis pasillos, le dan un poco de luz entre tanta oscuridad.
Gracias por todas tus palabras, es un placer conocerte!

Amorexia. dijo...

Celebremos a Enrique por su aniversario y este tec=xto exquisito que DEbora nos comparte, saben que encontrarlos a todos ustedes me fue una maravilla y lo sigue siendo!? Brindemos por los encuentros en las letras!

Débora Hadaza dijo...

Emanuel no digas cosas te quiero un buen, asi q felicidades!!!

Kala y amorexia es buena idea brindar.

Horacio Fioriello dijo...

Toc, Toc, se puede, permiso para brindar!
los amigos de Deby son mis amigos.
Feliz cumple!

txanba dijo...

suelo leer tu blog, me dejas siempre como con la letra en los ojos, me explico, me quedo con ganas de seguir leyendo... pero como todo lo bueno termina.

Bosco Urruty dijo...

El largo laberinto del último orgasmo! Me ha impresionado mucho.
Bosco

Débora Hadaza dijo...

Bosco bienvenido! Este texto es de Emanuel Simo y su link esta en mi blog, creo que te van a gustar sus demas textos. Gracias por la visita.