
ALÍ CHUMACERO: UN ENCUENTRO ONTOLÓGICO
"Lamento que entre tumbas se consume
como época de sombra en una devastada tempestad,
mi corazón esparce su evidencia,
su dura flor de roca desolada
y al desbordarse forma
un cálido latir sobre la piel;
golpean mas allá del cuerpo sus defendidos límites
prolongando su extrema vigilancia
contra un mundo al fin eco de mi sueño."
Ali Chumacero, "Debate del cuerpo".
Leí a Chumacero por primera vez en un taller de creación literaria, y la verdad, pése a toda la verguenza que me dió mi ignorancia, tuve que admitir que no entendía nada. Lo leyeron en voz alta, y me sentía como la Maga en el Club de la Serpiente, bien perdida y bien "violeta". Sin embargo, desde no sé cuando, al leer la Biblia, me dí cuenta de que la verdadera poesía, la mezcla perfecta de belleza e inteligencia, se escucha bien, te provoca estremecimiento y escalofrío en la piel, pero sobre todo, sabe rico decirla, aunque la cabezota no entienda nada. Y así fue mi primer acercamiento a Alí, sin entender, pero saboreando su musicalidad y el ritmo del eco de sus palabras. Recuerdo haber pedido el libro prestado al director del taller, y leerlo en las noches en voz alta, casi como rezandolo, hasta que, al enamorarme de su sonido, sus letras empezaron a tener sentido en mi cabeza.
No recuerdo cual fue el primer poema que me enamoró. Solo sé que uno de esos que leí primero decia mi nombre: "Despierta Débora...", y auque no recuerdo que más dice, supe que me hablaba a mí, indiscutiblemente era para mí.
El "Debate del cuerpo" fue junto con la "Forma del vacío" y "Retorno", los poemas, que se volvieron un tiempo, mi mantra particular. Encontrarme al leerlos, perderme en su meditación, reperderme en sus preguntas que muchas veces habian sido las mías, me hizo buscar y reconocer mucho de mí en los páramos de Chumacero.
"En ceniza y olvido ha de morir
mas hoy insiste aqui como quien baña
con un lenguaje mudo sus palabras
surgido de una voz que interminable se repite
acaso de una sombra madurando,
a través de su luz dormida sobre los sentidos
para crear un mundo de armonía,
como un desecho aliento que retorna a su origen
y vuelve a ser imagen de su fuente."
¿De quién damos testimonio al escribir? ¿De nuestra alma? ¿de nuestros pensamientos?, ¿no es el cuerpo lo único que en verdad nos representa? El cuerpo nos engaña, nos hace creer que decimos lo que pensamos y sentimos, y en realidad, lo que hacemos es expandir nuestros límites, a donde no abarca nuestra mirada, donde nuestra lengua no puede anudar, donde los brazos se quedaron cortos, donde el olfato ni siquiera se aproxima, mandamos nuestras letras, para mirar, para acariciar, para conocer y que nos conozcan, porque al fin y al cabo "en ceniza y olvido a de morir, pero hoy insiste..."
Esa insistencia nos obliga a replegarnos, a acariciarnos a las horas donde ya no hay nadie, a quedarnos con nosotros mismos, y preguntarle a la piel y al sonido del barro que somos, quién somos, y que en verdad queremos, que rumbo tomamos y a quién amamos, pero sobre todo nos exige dejar evidencia.
Y soy yo mismo su violento impulso
al anegarme entre mi propia carne,
viviendo en ella defendido...
convencido de que existo en la vida de mi piel
habitando el seplucro de mi cuerpo."
P.D. La fotografía es de Tatiana Pachero, se llama Rituales de Identidad 2. Y todos los frágmentos de poema son citas de "Debate del cuerpo" de Alí Chumacero.