30 nov 2009


Hoy me volvieron a regalar una piedra.

Cuando viví en Texas estaba mirando el vacio con cara de melancolía cuando llegó un niño en bicicleta, y me dijo -mira esta piedra está muy bonita no?, te la regalo.

La verdad la piedra estaba bonita y me la traje, la tengo en un cajón aun. Hoy uno de mis alumnos, de los más loquitos, me llegó con una piedra, y me dijo -está bonita no? la voy a tirar por la ventanta, le dije que no, que mejor me la regalara, sonrió con alegría, hasta ahi no puedo decir que me la haya regalado, pero entonces sacó estampitas de estrellitas y de felicitaciones y me llenó la piedra.


27 nov 2009


MIGAJAS PARA LOS PERROS


¿Los sueños no son de alguna manera migajas en el camino? ¿Señales para los extraviados voluntariamente? ¿Me encontrará a pesar de todo?
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-Hace dos noches, soñé que al caminar de la universidad a mi casa, me esperaban vadeando mi camino cientos de ratas, eran negras y tenían heridas anchas de donde emanaba sangre y pus. No había otro camino por donde ir, esa era la ruta, trataba de no tocar los montones de ratas, de no mancharme con sus fluidos, de no pisar a las que pasaban de un lado al otro del camino. Yo llevaba un vestido blanco y unas botas como de alpinista, traía el cabello suelto, tenía miedo y asco pero no me detenía, continué entre las ratas por mucho tiempo porque el camino era estrecho y largo. De la nada aparecieron dos perras doberman, y me escoltaron hasta la casa.


-¿Qué te hace pensar que este sueño tiene relación con aquel suceso?

-No sé. Quizá que al despertar no se me quitaba la imagen del tipo, su piel renegrida y su rostro de loco; durante todo el día tuve la certeza de que iba a encontrármelo, de que me acechaba, revisé mil veces la calle desde la ventana antes de salir.

-¿Pero no paso nada después verdad?

-Pasó algo. Esa noche cuando regresé a la casa, estando mi callejón vacío, a punto de meter mi carro a la cochera, una mujer pegó su rostro de repente a la ventanilla para ofrecerme panques.

-¿Panques?

-Si, a las nueve de la noche, ¡hágame favor! Iba con una charola llena de panquecitos, pero lo que más me sorprendió fue que cuando di la vuelta en la entrada del callejón no había nadie. Usted conoce donde vivo: el callejón es pequeño, con las luces altas se puede alumbrar completamente, y cuando yo di la vuelta no había nadie; pero de repente tenía el rostro de esa mujer a la altura del mío, sus ojos perdidos y su voz como si tuviera síndrome de down. Del susto casi la atropello, pero logré controlarme y decirle que no quería panques, voltee mi torso para quitarme el cinturón de seguridad y al regresar la mirada ya no estaba, se esfumó.

-¿Qué pasó después?

-Nada, en realidad no sucedió nada. ¿Pero no entiende? ¿Puede decirme que eso fue algo normal?

-Dices que también te causó miedo la mujer que hace la limpieza ¿no? ¿Ella porque?

-Esto pasó justo al otro día, es decir ayer. La mujer no sabía que yo estaba en casa, desperté tarde y me apeteció un café. La mujer bajaba de tender la ropa y escuché desde la cocina cuando ella empezó a decir: “¿Qué haces aquí? Te he dicho que aquí no vengas, que no me sigas, lárgate aquí no te necesito, no quiero nada, lárgate con tus panques; lárgate, ándale, a la chingada, vámonos de aquí” Por más que agucé el oído no escuché que le contestaran, me asomé por la ventana para ver con quien hablaba pero no había nadie, la vieja hablaba sola pero manoteaba y daba trapazos con la ropa mojada en dirección de algo. Cuando se dio cuenta que la observaba se puso transparente, pero de todos modos siguió hablando por lo bajo. No tengo que decirle que estoy aterrada.

-¿Crees que hablaba con la mujer de los panques?

-Doctor, por favor ¿cree que soy estúpida o paranoica? ¿Mi mente inventó todo para que la sirvienta y la vendedora de panques se encontraran y tomaran café en mi cocina? Si yo creyera que esto es normal no se lo estaría contando. No sé si la sirvienta tiene una relación con la vendedora de panques, o si simplemente está loca. No sé si la vendedora de panques es un espectro, o es real. No sé si me encontré con el fantasma particular de mi sirvienta o sólo es una migaja más, un eslabón para que él me encuentre y ahora si yo no pueda escapar.

-¿Quien piensas que es él?

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Era de tarde y yo estaba muy deprimida. Ese día había fumado más que de costumbre. La pesadumbre me hacía caminar muy lento pero la angustia no me dejaba detenerme. Caminaba por la zona vieja de ciudad, sin rumbo. Desde la entrada de la calle de la panadería lo vi. Estaba recargado en la esquina de la siguiente cuadra, era muy delgado, su piel aun de lejos lucía renegrida, vestía como un albañil y fumaba. Sentí escalofrío pero no cambié el rumbo. La calle era larga y estrecha. Lleva mi bolso en el brazo así que por si las dudas lo apreté contra mí. Caminé por enfrente de él y no pasó nada…

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-De acuerdo. ¿Pero entonces crees que él también era el perro?

-¿Cuál perro? ¿Las doberman?

-El rottweiler negro que te siguió desde el bar a tu casa esa noche.

-Sí, ya lo había olvidado. Ya ve que dicen que el rottweiler es el perro del diablo, es chiste doctor, realmente no creo eso. Pero no puede negar que es extraño, que el perro ese me siguiera, así, sin ladrar, sin apartarse, me abría paso entre la gente, entre los carros, me llevó hasta la casa, y me dejó en la esquina. ¿No le parece extraño? ¿Quién es ese perro? ¿Qué es? ¿Un ángel para cuidarme como las doberman, un demonio mensajero del loco? ¿El loco, no será un nahual con aspecto de perro? Diablos doctor, ¿Qué debo pensar?

-¿Y cómo no sabes que yo no soy el loco, nahual, perro? Yo soy un siquiatra y tú me hablas de mujeres que venden panques en la noche, de perros y ratas que te guían o escoltan, de hombres a los que maldices en un idioma no aprendido. ¿Por qué te escucho?

-Porque no tiene alternativa, porque hago que su vida tenga emoción, porque le doy ideas, porque me necesita…

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Caminé por enfrente de él y hasta ahí no pasó nada. Pero justo cuando llegué a media cuadra echo a correr tras de mí. Recuerdo el sonido de sus botas y el del aire cortado con su cuerpo, como el viento de tempestad. Al sentirlo detrás de mi voltee, mis piernas casi no podían sostenerme por el pánico, mi visión estaba nublada, pero voltee. Al tenerlo frente a mí, percibí como el choque de dos fuerzas, como si me protegiera una cortina de algún poder extraño. El hombre estaba en mi cara, me enseñaba los dientes y gritaba con todo el rostro contraído. Yo también grité. Mi boca vomitó una serie de palabras inteligibles y balbuceantes, como el idioma de los idiotas, de los niños, de los santos. No pude escuchar que grité.

El hombre, grito de nuevo algo como un alarido y se echó a correr enfrente a lo largo y ancho de la calle, subía y bajaba, manoteaba, se jalaba el cabello y aullaba. Yo lo veía petrificada. Desapareció.

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-Entonces debo decirle que no tengo idea de si el hombre te está buscando o ya te encontró, si se transformó en tu sirvienta, o se disfraza de vendedora de panques; no sé si realmente lo que dices tiene alguna conexión o es tu forma de volver interesante tu vida, no sé si te inventas las cosas, no sé quién eres tú, no sé si realmente te necesito, no sé si realmente existes. Desaparece de mi sillón, de mis pesadillas, desaparece de mi espejo, desaparece con tus perros, desaparece con tus fantasmas, desaparece. Si te grito una vez más no dejarás de escuchar mi voz como yo desde entonces no dejo de escuchar tu profecía; si te enseño una vez más los dientes está vez si te mordere, deja de acercarte a mí, deja de buscarme cuando duermes. Ándale, a la chingada, vámonos de aquí.



El sol me dura muy poco.

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Si tuviera que definirla en relación a mí diría que es la mujer más antimadre que existe. Claro que me cuidó, sobre todo al final, pero pudo conservar una cantidad de egoísmo suficiente para ser y vivir en su espacio, para ser diametralmente opuesta en escencia a lo que se requería de ella. Mucho tiempo la juzgué de insensible, dura, ausente. Hoy le agradezco demasiado...

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El día empieza cuando escucho que llegas.


Sabes?... es realmente una lástima que en tu blog solo se muestra la parte "desgraciada" de nuestra vida. Las cosas buenas (que no son tan pocas como parecería que fueran) quedan solo en la mente, en el recuerdo.


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Me amanece a medio día, algo así como el amanecer de "la alpina", tambores batientes y un gran orqueston tocando tan fuerte que hasta los trombones y las tubas parecen estar amplificados.

Lanzas botellas gritando tu infelicidad. El mar lleva tus lágrimas a gente que, cuando ya estemos muertos tu y yo, solo podràn leer lo que està en el blog, y como en el blog solo està la parte triste, para el mundo este viaje que emprendiste conmigo no serà mas que otra historia de una vida llena de infelicidad y llanto.


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Siempre llegaba tarde por mí a la escuela, cuando ya no había niños, ni maestros, a veces ni siquiera los de intendencia; cuando ya había empezado el siguiente turno. Siempre a su lado me sentí fea, torpe, inútil.

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Tal vez realmente solo quieras mostrar ese lado triste, o tal vez me esté equivocando y no es "el lado triste", sino es la realidad en su totalidad.

El sol me durá muy poco, es el sol de hielo, breve, intenso, extraño. Un mundo excentrico, casi imposible, nuestro paisaje desentona con cualquier otra realidad.Nada empezó desde un origen comun, ni siquiera para nosotros. Todo nos fue como una huída, como embarcarse, como esconderse bajo el cielo de la tundra. Me sorprende cada despertar, cada mediodía es una verdadera fiesta. El problema es el tiempo de la hibernación.

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Hoy le agradesco demasiado... porque me hizo solitaria y rebelde, porque me dí por vencida y decidí no vivir para agradarla, ni a ella ni a nadie. Acepté vivir a parte del mundo, ser la niña rara y rechazada, y pagarlo con tristeza y hambre de ser popular y querida; acepté no ser como nadie ni divertirme jamás y a cambio me hice fuerte, inquebrantable, hostil, terca como una gata de calle. Leí toda mi niñez como enferma, sabía más palabras a mis doce que los jovenes de veinte; mis grandes platicas eran con adultos, supe que las reglas que seguían o quebrantaban todos no eran para mí, estaba más allá de ellas. Asimilé que la traición no existia sólo realidades alternas, no existía tampoco la mentira, solamente la omisión. Decidí serme fiel sólo a mí misma, rechazaría lo que deseara, aceptaría lo que quisiera. viviría a mi antojo, sólo que eso sería siempre y cuando estuvidera en la juridicción de mi mundo. El mundo público era otra cosa.

Tímida, inteligente, obediente, buena. Apasionada, buena, rebelde, buena, leal, buena. Verdadera, prometedora, iba ser la hija y sucesora perfecta. Por eso siempre siento que soy un fraude, porque la grieta entre lo privado y lo público me partió. Porque se reveló la falla, porque no supe al final de todo, y al principio de nosotros, quien era. Ahora creo que soy todo. Los dos polos, y eso es lo terribe, la diferencia de lo feliz que puedo ser, y lo desgraciada cuando el sol se oculta y queda un desierto de hielo que hace espantosa la hibernación: la temperatura baja, y toda la felicidad queda congelada, sólo se escucha el llanto del viento, y una soledad que ya no se puede acallar con libros. Ese es el problema amado sol.

Ese y que tengo que encontrar la manera de construir un iglú perfecto, que debo de andar más allá del frío, que debo aprender a no morir cada vez que se hace de noche.

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Recopilaré la historia, te lo juro, la tendremos escrita antes de morir.

26 nov 2009

El día empieza cuando llegas. Al irte empieza una noche rara, porque hay luz y ruído, pero a la vez un silencio parecido al que se escucha cuando estás sumergido en una alberca.


Dicen que escuchar a Bach aumenta la concentración.

Hace tiempo que no caminaba sin un lugar en específico donde ir. No era tan temprano, alrededor de las diez de la mañana. Caminaba en dirección del centro de la ciudad buscando un lugar donde almorzar.

Había pasado tal vez cientos de veces por ahí, y siempre me llamó la atención pero no lo recordaba, De modo que caminé alrededor de quince cuadras para comer ahí. Fue agradable ver el tránsito de la 16 de septiembre por la ventana, almorcé rico por sólo treinta y cinco pesos. Y después camine una cuadra más para leer en la placita a dos calles del Carmen. Me encantó hacerlo.

Yo sé que no es nada especial, pero ese tipo de cosas me definen muy bien. Murakami completó la nostalgia por la yo casi perdida. Tokio blues me recordó cuando hacia grandes caminatas sin sentido y sin dinero.



Todos los días me gusta poner música mientras hago el desayuno, me gusta de varios tipos, pero toda cantable y tal vez bailable para parecer despierta, nunca nada serio, nada "clásico"...

El día empieza cuando escucho el motor del tiida llegando, todo lo demás es un limbo de televisión, libros, a veces salir, a veces tratar con escuincles locos y malcriados, a veces la cocina se parece al día, a veces un libro parece pintar un amancer, a veces la música, casi siempre nada.

Hasta Edinburg Texas supo de mí. Caminando a la orilla de la carretera, esperando encontrarme con algo, con un cafecito, con un pequeño restaurant, al menos con una gasolinera; y nada. Esa ciudad gringa no fue hecha pensando en humanos, nada amigable hay en ella.


Hoy se me antojo escuchar cantatas de Bach, rompí una jarra de vidrio que me gustaba demasiado


25 nov 2009

Ayer tenía claro este post.

Iba despotricar y quejarme de lo mediocre que soy, que no tengo capacidad ni de tener una casa lo suficientemente limpia, que no soy buena en nada, que me doy asco por tanta mediocridad o para ser más exactos de tanta malocridad porque ni a mediocre llego. Iba a mandar a todos mis "lectores" al demonio porque ya no creo que haya nadie detrás de la pantalla, (ya nadie lee y a nadie le importa),porque no hay mar a donde lanzar botellas, porque las botellas flotando sólo son basura. Iba terminar diciendo que no me importa y que seguíá publicando sólo porque no tengo los ovarios para cerrar este blog.

Me comentó Susana.

Me comentó Susana

Me comentó Susana.


No sé que pensar y realemente no importa, pero esto va a cambiar.

No tengo porque renunciar a algo que quiero, y no importa que resulte, nunca me han importado demasiado los resultados, tal vez por eso no llego a mucho, pero como disfruto el viaje.

Me comentó Susana

p.d. no puedo con dos blog, por fidelidad me quedo con este y me va doler porque el otro... rayos fue muy liberador en su tiempo.

19 nov 2009



ADIOS A NEVERLAND


Acabo de leer un intento de autoretrato de hace una semana. Es muy malo.

Las personas que planean demasiado se decepcionan eternamente, pero yo resulto demasiado fácil de complacer.

En una estación de autobuses encontré a una mujer vieja con las rodillas desechas pero que no paraba de viajar. Me dijo “igual las tengo desechas en mi casa, igual me duelen en mi cama, ¿Qué sentido tiene dejar de viajar, dejar de vivir?”.


El tráfico estaba denso, nos hicimos una hora en un trayecto que debió durar veinte minutos.

"Una vez viaje doce horas a un lugar que estaba a cinco; me angustié mucho de no llegar a tiempo porque me tocaba dirigir todo un proyecto, una concentración. No pasó nada castastrófico por no llegar a tiempo, lo único memorable fue aprender que nadie es indispensable, que lo mejor que puede suceder es lo que sucede, que lo que dura cualquier trayecto es justo lo que debe durar."

Él insultaba, le bajó el volumen al estereo, no me hablaba. Yo veía las casas, y recordaba que a mi padre tampoco le gusta hablar mientras maneja y menos si hay mucho tráfico, también se pone de malas, también le baja al estereo.

Una noche cerca de Monterrey, me dolían los oídos porque llevaba la música muy fuerte y temblaba de frío. (El maldito chofer no quiso prender la calefacción porque una cuarentona le dijo que hacía calor). Era diciembre y se veían muchas estrellas, viajaba sola y entonces recordé cuando en la carretera Querétaro-Morelia, en la madrugada, el chofer escuchaba a José José y de repente dió una vuelta en O a gran velocidad; me gustó observar el camellón a 360 grados.

Recordé todas la veces que me dije a mi misma que siempre iba llevar el estereo a todo volumen, que manejaría muy rápido, que nunca pararía, iría de un lugar a otro con amigos o sola. Lo recordé y me reí de mi, ya crecí y no tengo mi propio auto, viajo muy poco, y aun ahora le siguen bajando el volumen al estereo. Me reí de mi con alegría, y después me dieron ganas de llorar.

Es de adultos darse cuenta que no siempre se cumplen los deseos, que la imagen que tuviste de tí durante muchos años era sólo un sueño. Es de adultos darse cuenta que nunca tendrás una banda de rock, que nunca viajaras por años en un barco, que morirás de vieja y no a los 30, que nadie hablará de ti después de eso sino tu familia. Es de adultos molestarse en el tráfico y tener una hora de llegada, pensar en los compromisos hechos y esforzarse demasiado para que todo salga bien, nunca quedar mal, no gastar tiempo en recorridos inútiles. Eso es de adultos, pero yo nunca quise ser adulta.

He recorrido decenas de cuadras sin rumbo fijo y sin motivo. Me gustaba caminar, conociera la ciudad o no, para encontrar un café donde el anonimato me diera un escenario nuevo, donde poder conocer a un fotógrafo, un mesero, o un desconocido cualquiera y reinventarme; hablar como si fuera escritora, o pintora, o una simple secretaria; portarme diferente a mi, hablar con otro acento; siempre quise ser actriz. Caminar por alegría, por tristeza, por soledad, por felicidad, para charlar, para traquilizarme, para llegar a una exposición, para llegar a un concierto, para no quedarme en ningún lugar, para siempre estar en fuga.

Peter Pan me dió una patada en el trasero y me hizo bajar del auto para abrir la puerta a una casa llena de perros, (y nunca me han gustado los perros), y entonces recordé de nuevo un cielo muy estrellado, la constelación de Orión tan cerca que casi se podía tocar, y después el mar de Cancún y un bar vacío hundido en la arena, con sillones blancos y bartman rojo por las luces de la barra; y después a un dinosaurio persiguiendo palomas en el zócalo de Oaxaca, y una boda sin testigos, y la música a todo volumen, y el quemacocos abierto.

-¿Quieres una hamburguesa con mucho queso? -dijo Peter Pan guiñandome el ojo.