3 feb 2011



AH PERO QUE FEO SE MUEREN LOS ÁNGELES


De chica me decían que nunca vieras morir a un animal con lástima porque no lo dejabas morir en paz, pero no puedo dejar de verlo, si lo hago y lo dejo mientras hago mis deberes los otros se lo van a comer, ya tiene las aletas mordisqueadas.

No es que sea la gran cosa, sólo es un pez, ni siquiera de arrecife, tal vez nos costó unos treintaicinco pesos, ¿y qué?

Me gustaría que se muriera fácil, o de una forma más despreciable como las ratas o las gallinas, pero esta tristeza de animal tan desamparada no me deja indiferente. Odio que los animales se pongan tristes, porque ya no comen, se quedan tirados, con los ojos sumidos. Mi madre tenía una oveja, y aquí en México decir oveja es decir demasiado, para nosotros es un triste borrego, que al morir, tenía, efectivamente, ojos de borrego a medio morir, yo no sentí lástima por él, pero me dio ternura mi madre pendiente de su agonía.

Así estoy yo, atrapando a Newman con la red, haciendo a un lado a los otros para que no se le acerquen, emocionándome cuando parece que se levanta, y descorazonándome porque eso no significa nada. Y no significa nada tampoco que muera, ¿o que, descuelgo el telefono y les llamo a mis amigos lejanos (ya que todos mis amigos son lejanos ahora) para decirles que mi pez de treintaicinco pesos se está muriendo? ¿le hablo a alguien para que me consuele por mi ridícula, por pequeña, tragedia? Cuando mataron a Marisela Escobedo quería llamarles para ponerme a llorar al teléfono y tampoco lo hice, creo que a mi esposo se lo dije como se comenta el aumento periódico de la gasolina.

¿Que importa que Newman se muera? Sólo es un pez demasiado perfecto, fuerte, hermoso, elegante, aguerrido, solitario. Se mueren miles de cosas bellas en el mundo, que importa que se muera una más. Es estúpido sentirse triste por un semirombo plateado brillante.

De repente empieza a moverse, cada vez más fuerte, levanto la red porque tal vez ya haya recobrado las fuerzas y se quiera salir; pero no lo hace. Sigue sacudiéndose cada vez con más violencia, hasta que totalmente erguido deja de hacerlo, por unos segundos, después unas leves sacudidas mueven sus aletas pero sus branqueas ya no se abren.


1 feb 2011



¿Ves como se desploma un edificio?

Lavas los platos de la comida, y lo único que se escucha a la redonda es como se hizo añicos un tazón entre tus manos. Muy a lo lejos, casi como en un sueño, el silbato de los camotes.

Sales a la calle, y ni siquiera un zumbido de mosca, nadie diría que vives a tres cuadras del centro de la ciudad.

Lo ves. muy alto y muy mármol. Las puertas de cristal tan limpio que no deja pasar la luz. Tendrá diez años a lo mucho; no sale ni entra nadie, ni en estos quince minutos en los que lo observas, ni en los próximos tres días si tienes la paciencia de espiar. Imponente, pulcro, antihumano.

Sin embargo tú sabes que se desmorona, puedes escuchar como las hormigas taladran sus cimientos, la compañia de ratas royendo entre las paredes, la multitud de palomas cagando ácido en el techo. Es sólo cuestión de esperar con los ojos abiertos, con persistencia, con un encono de enamorado; un día caerá.