30 sep 2010


ME GUSTARÍA AMANECER SIENDO UN VOLCAN

Tenía quince días sin hacer ejercicio, y volver a la tortura no es fácil. Me gusta pasear por calles conozco y sentir que reto mi capacidad de ubicación. Pocas cosas me hacen tan feliz como esa. Igual que a Norma Jean me gustan las puentes, no importa que algunos esten llenos de basura y terminen en calles solas.

Me gusta encontrar parquecitos casi vacios, sacar fotos que nunca veré de nuevo. Me gusta vagar. He pensado muchas veces en tomar un camino, cualquiera, y no regresar, no volver jamás a nada. Es cierto que no sé realmente que es eso. Muchas veces viviendo en un lugar extraño me he parado en una carretera buscando el regreso a mi casa, al menos con los ojos. Pero la sensación de perderse en el camino, de cambiar el lugar de llegada, me seduce demasiado.

Ayer mientras manteníamos la carga media y pedaleabamos de pie recordé la primera vez que salí sola en la noche en bicicleta. La noche fresca, el aire dando de lleno en la cara, el cuerpo como un papalote a punto de romper el hilo y volar.

foto de Juan Yanes

9 sep 2010



SOBRE ESTE PRÓXIMO 15

El 15 de septiembre del 2008 abrí los ojos, o más bien me los abrieron. Fue la última vez que estuve en un "grito". Siempre me gustó ir.

Nadie canta el himno nacional como mi padre, el nos enseñó un amor muy ferviente y patriota por la bandera, por el himno, por los héroes. Mi abuelo materno fue villista, mi tío abuelo paterno carrancista. Todavía recuerdo la carrillera de mi abuelo llena de balas, las condecoraciones que teían prendidas en la chaqueta de su uniforme, su (¿cómo se llama la gorra de los oficiales?).

Tal vez está demás decir que espere el bicentenario desde niña. Ya sé que no está de moda ser patriota, suena poco intelectual. Sé también que México no es el mejor país del mundo, es imposilbe olvidar que no lo es, como imposible también ignorar lo poco de soberano que le queda, y que de la herencia cultural no nos alcanza para que la mayoría siquiera sepa quienes rayos fueron los héroes de cada guerra.

Sé que Hidalgo no quería la independencia, a mi no importa si era un santo y fiel católico o no; sé que la imagen de nación que tenía Morelos no abarcaba mi libertad religiosa, pero como me encantan sus "sentimientos de la nación" y el ser solamente su siervo. Sé que traicionaron a Guerrero, se que Iturbide engañó a todos, se que terminaron cediendole a la corona española de nuevo el país y la corona tuvo a bien rechazarnos y por eso es que "somos independientes". Pero sé que no fue un fraude.

Sé que no tenemos 200 años de llamarnos mexicanos, los mexicanos originales tienen tan poco que ver conmigo, pero me heredaron el águila comiendose una serpiente, y unas piramides maravillosas, y la visión de los vencidos con todo y llorona. Pero este pedazo de tierra se llama México y yo soy mexicana, y pesar de todo existo, y todavía existe mi país lleno de naciones. No sé de cuantas sangres es mi mezcla. Mi abuelo paterno hablaba nahualt, mi abuela paterna era hija de españoles, mi abuela materna es blanca blanca y muy chaparrita, mi abuelo paterno era un mixteco zapoteco alto y muy moreno. No me sé toda mi historia.

Sé que quisiera festejar, yo sí celebro y conmemoro guerras, la justicia se riega con sangre. Habría que festejar que a pesar de que Hidalgo no sabía lo que iniciaba y que aunque los conservadores de aquel tiempo disfrazado de liberales por poco nos re venden, estamos aquí; tal vez somos más producto de los ruegos y de la esperanza que de la guerras, a lo mejor somos más hijos de los sacrificios y la entrega que de las ideas. Hay que festejar que aun no nos matan ni el narco ni los soldados ni los policías. Que aun tenemos nombre, y sabemos hacer comida rica, y tenemos humor negro, y familia.

En el 2008 fui al grito con mi tía y mi mejor amiga. Un año antes alcanzamos lugar en la plaza Melchor Ocampo, a un costado de la catedral, llegamos tarde y no teníamos casi espacio, adelante de mí, más bien entre mis brazos y mis costillas una mujer ebria gritaba que viva el desempleo, que viva el hambre, que vivan mis deudas, mientras nosotros gritabamos viva México. En el 2008 llegamos antes, mucho antes y encontramos lugar frente al templete a un lado de las puertas de la catedral. Leonel Godoy le echó ganas al grito, tronaron los cuetes, como me gustan los cuetes, y empezamos a cantar todos "Juan Colorado" mientras se quemaba el castillo, quien sabe que pasó en la plaza Melchor Ocampo pero se interrumpió el progama, todo mundo comenzo a irse, y llegaron muchas ambulancias. Dicen que sólo hubo ocho muertos, pero toda la noche no dejaron de escucharse las sirenas. Las malas lenguas cuentan que el cuartel estaba en charcos de sangre igual que la cruz roja, y seguían entrando los heridos.

No sé cuando vuelva a ir a un grito, tal vez lo haga en mi casa, ojalá algún año pueda hacerlo de nuevo en frente de un palacio de gobierno sin miedo y sin sentir que mi prescencia avala una forma corrupta y estúpida de gobernar. Ojalá, quiero hacerlo, me gusta, me gusta el olor a polvora, me gusta el himno nacional a todo pulmón, me gusta gritar viva México hasta que se raspe la garganta, me gustan las muchas banderitas, solo quiero que las cosas cambien antes, algo tendremos que encontrar para que cambien.