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Dice Gadamer: [1]“… del mismo modo que la parusía, la presencia absoluta, designaba el modo del ser estético, y la obra de arte es la misma cada vez que se convierte en un presente de este tipo, también el momento absoluto en el que se encuentra el espectador es al mismo tiempo auto-olvido y mediación consigo mismo. Lo que le arranca de todo lo demás le devuelve al mismo tiempo el todo de su ser”.
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Y otra vez el eco de Gadamer − eco por cierto traducido al español − me entusiasma el intelecto “le devuelve al mismo tiempo el todo de su ser”. Yo creo que la música con o sin letra, al ser en si misma un significado pleno, absoluta, sin verbo discriminador y alienante, es por esencia un “auto-olvido”, su naturaleza abstracta, indómita a historias prefijadas, nos permite sumergirnos en el [2]reverso de la vigilia, en la hiperlucidez que no necesita palabras que le expliquen o definan nada porque ella es una parusía. Si el poema se yergue como camino y fuente, como el viaje y el hogar, si fluye como el manantial de las hormigas, creciendo y transformándose sin dejar de ser el mismo, si sus palabras no son sino pulso y ritmo vital, hasta ser un canto sin verbo, mas conciente y significativo que el llanto de un recién nacido, pero tan universal como esa voz común ¿no será también música? Pero ¿Qué sentido tendrán en él las palabras, no vale más ser solo canto liberado? “[3]¿no saldrían sobrando las palabras?”
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Pero mientras esté viva no puedo dejar de leer, de escribir, de pensar en palabras. Quizá porque después de cada experiencia absoluta me invade como océano lo fragmentario de mi existencia, quizá porque la comunión no es eterna, porque soy verbo andante, porque tengo que decir que la música aunque plena, es plenamente humana igual que la literatura, y cuando desaparezca el verbo − si es que un día, o en un momento de la eternidad desaparece − se hundirá en el mismo barco la música; la música, la literatura, toda arte junto a todo lo que huela a polvo, a sudor, a sangre, a temporalidad conciente, a ser humano.
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Por eso [4]“Haced rizoma y no raíz. −[5]Bisbis bisbis − ¡No plantéis jamás! −Ostás ostás fetete − ¡No sembréis, picad! −Ponchos toquetoque sapa −… ¡Haced la línea y jamás el punto! − Tete tete fafa remolino − ¡La velocidad transforma el punto en línea! −Bisbis bisbis − ¡Sed rápidos incluso sin cambiar de lugar! − Guti guti − Línea de suerte, − Ptac − línea de cadera, − Ponchos toconton − línea de fuga. − Ptac − ¡No suscitéis el General en vosotros! − Pete sofo − ¡Haced mapas, − Honk honk honk − no fotos ni dibujos! − Bisbis bisbis − Sed la −Honk honk − pantera − guti guti − rosa y que −Ostás fetete − vuestros a −Ptac − mo −Honk honk −res sean aún −Pete sofo − como la a −Guti guti − vispa y la orq −Bisbis bisbis − uídea, el − Ompi ompi ompi − gato y − Bisbis bisbis − el b − Muni − ab −feta − ui −vosches −no. −muni −”
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Bibliografía
- Paz, O. El arco y la Lira. Fondo de Cultura Económica. México D. F. 1956
- Kant, E. Crítica del Juicio. Editoriales Mexicanos Unidos. México D. F. 2000
- Habacuc 3: 3b-5, y Salmo 29:3-4, 7. Santa Biblia, Vr. Reina Valera, Rv. 1960
- Paz, O. La Estación Violenta. Ed. Planeta. México D. F. 2002
- Deleuze y Guattari. Introducción al Rizoma. Ediciones Coyoacan S.A de C.V. México D.F. 1994
- Gadamer, H.G. La actualidad de lo Bello. Ediciones Paidós. Barcelona. 1991
- Huidobro, V. Altazor. Compañía Ibero Americana de Publicaciones S. A. Madrid. 1931
- Jarque, F. Entrevista a Julio Estrada, EL PAIS 06/05/2006. Fietta Jarque
[1] Hans Georg Gadamer, La actualidad de lo Bello.
[2] Octavio, Paz. El arco y la Lira, p. 38 “El distraido se pregunta ¿qué hay del otro lado de la vigilia y de la razón? La distracción quiere decir atracción por el reverso de este mundo… La pasividad de una zona provoca la actividad de otra y hace posible la victoria de la imaginación frente a las tendencias analíticas, discursivas o razonadoras. En ningún caso desaparece la voluntad creadora”
[3] Octavio Paz. El arco y la lira, p. 36 “Y aquí habría que preguntarse: una vez reconquistada la unidad primordial entre el mundo y el hombre, ¿no saldrían sobrando las palabras? El fin de la enajenación sería también el del lenguaje.
[4] Guillez Deleuze y Félix Guattari. Introducción al Rizoma p.55
[5] Julio Cortazar. 62/Modelo para armar, p.68