27 ago 2010


Me estoy haciendo adicta a Murakami, me paresco a Sumire, no tengo un romance con una mujer quince años mayor que yo y casada. Pero me parecía a ella, bueno tampoco fumaba como chacuaco, si estaba despeinada y vestía como podíá, pantalones caqui, camisas de hombre, sacos de hombre, me gustaba.

Era distinta, como ella, a veces pienso que traicioné algo, a veces pienso que de todos modos no hubiera logrado nada, que lograr o no algo no tiene que ver con eso, con ser un bicho raro ni con ser una mujer casada. Quizá sea algo genetico, un gen de perdedores y de casis.

Tal vez soy un poco Bridget Jones, obesa, vieja, poco talentosa, y además de todo rebelde, hippie, loca, absurda. Cierto, me siento demasiado violeta. "Es demasiado violeta ser ignorante".

Hacía tiempo que no tenía un post así de patético pero para los dos lectores que tengo, creo que no será tan grave y serán lindos, comprensivo y chance me inviten un café.
SI SE TRATA DE PERDER AGOTEMOS TODAS LAS POSIBLIDADES

25 ago 2010



TRUCOS PARA NO ENLOQUECER





TRUCO VI

Se un buen perdedor.

porque el amor es simplemente eso, la forma del comienzo tercamente escondida detrás de los finales. Roberto Juarroz.

Cuando veas que en el amor todo está perdido recuerda que es de prudentes retirarse con elegancia, sin ruído, dejando un sabor de quizá en la boca, con las vestiduras limpias y la dignidad intacta. Asi pierden los prudentes y que mediocres son al despedirse. Ni siquiera se tiene claro si perdieron o empataron, o tal vez ganaron, o a lo mejor nunca entablaron guerra.

Si se trata de perder, rómpete la cara. No le des ni una palabra a la prudencia, échala, los cobardes no tienen ninguna intención de gloria, ¿y de qué se trata entonces? Inmortalidad o muerte, que visto por cualquier angulo singnifca lo mismo.

Llena su celular, correo electrónico, twitter, facebook, myspace de tus palabras, si para cuando lo leas existe otra tecnología por donde te acepte o rechace úsala.

Que en su puerta se pueda formar un dique de cartas, de fotos, de rosas.

Hazle grafiti.

Invital@ a la feria, al café, a un concierto, al otro mundo.

No olvides las llamadas a las tres de la mañana, las declaraciones de amor inoportunas mientras te pasa el azucar o te mienta la madre, las targetas desesperadas de cumpleaños, las serenatas por teléfono o en vivo, la última cita para matarl@ a besos.

Y cuando hayas agotado todos los recursos entonces retirate, cambia tus cuentas de correo, tu número de telefono, tu lugar de residencia. Cambia también de nombre y de sueños, hazte de otra vida, porque ya todo lo perdiste es momento de levantar otro reino. No te quedes ni con un pedazo de ruina.

Pierde tan totalmente todo lo que amaste que ya no queden ni cenizas porque volver.

Sólo así podrás ganar la próxima guerra... tal vez, a lo mejor, quizá.



foto de Caroline Pooly

17 ago 2010

PEQUEÑAS CRÓNICAS DE LOS SENTIMIENTOS MUTANTES


III




-Haz de desflemar la cebolla, el sabor está tan fuerte que hace intragable la ensalada.

La pared es blanca, demasiado. Ya se le acabó la comida del plato, y no tiene más sed.

-Si no quieres no te la comas.

-¿Y entonces que como?

-Te preparo algo rápido

-No, ya hiciste bastante. ¿Pagaste el teléfono? No te muerdas las uñas, no ¿verdad?

-Te dije que iba a intentarlo, tuve demasiado quehacer y se me pasó.

No se puede escribir el silencio. Se puede decir que él se levanta de la mesa y al pasar un dedo sobre la tele se le llena de polvo. Quiere sentarse y descansar la cabeza llena de oficina pero los sillones rebozan ropa, libros, y cualquier cosa. No es que quiera ponerse de malas. Se puede decir también que ella está segura de que otra vez no harán el amor, ni siquiera sexo crudo, entonces estira los brazos sobre la mesa y deja caer la cabeza sobre el plato vacío. Lo oye salir, sin azotar la puerta, y se siente culpable de lo asquerosa que está la ensalada, del desorden de la casa, de no haber pagado el teléfono. Odia el silencio, ni el motor de un carro, ni risas de niños, ni ladridos o maullidos, nada. No es que quiera llorar.

-¿Estás bien? –está sentado en el piso, de traje y en el piso- ¿quieres una aspirina o algo?

-Quisiera poder confiar en ti, no tener que encargarme de todo, eso es lo que quisiera, de hecho lo que necesito, pero a ti no te importa nada que no tenga que ver contigo.

-Ya te dije que lo siento.

-Eso no basta, -se aprieta el pecho, está sudando pero hace frío.

-Amor ¿te sientes bien? Te ves pálido

-¿Qué importa? –Ella trata de llevarlo a la cama.- Déjame

-Pero estás mal –él trata de zafarse de su mano, se defiende de sus brazos- amor déjame ayudarte, ven por favor.

No se puede escribir el gesto que hace el egoísmo, ni el regocijo de una venganza sufrida. Todo lo demás es sólo la introducción.



11 ago 2010


a Clara Díaz aunque nunca lo va a leer


-¿Por qué te da miedo?

-No sé por el aire, una vez que fui a cobrar estaba lloviendo como ahora, andaba por el triangulo, no me quería mojar pero aunque traía paragüas el viento estaba tan duro que terminé empapada, nadie me iba querer subir, ni siquiera un taxi, asi que mejor me baje de la banqueta y seguí caminando hasta que llegué a la casa. Me sentí tan triste, tan nada, que desee que me llevara la corriente del agua, tenía todos los zapatos mojados y nadie se daba cuenta que iba llorando. La calle estaba sola, yo estaba completamente sola.

-¿Pero por qué estabas triste? A mi me ha pasado varías veces empaparme, pero me gusta, y hasta ir sola completamente sola, es divertido, me da una sensación de euforia, de libertad, de que no necesito a nadie.

-Esa vez quería que al llegar a la casa alguien me abrazara, que mientras me quitaba la ropa me prepararan el baño y me dieran un té caliente. Llegué cinco minutos antes de la junta que tu papá había organizado en la casa, así que nadie al llegar siquiera me vio, me quité la ropa y baje a servir. Creo que nunca hay abrazos disponibles.

-Al menos no te tocó quedarte además en la calle como a mí.

-Esa fue la primera vez que me di cuenta lo horrible que es ser vendedora, si me hubiera caído un rayo, o si me hubieran atropellado nadie se hubiera dado cuenta, nadie hubiera salido ayudarme, hubieran pasado horas antes de que tu padre notara mi ausencia. Me sentí tan despreciable, como una hoja a punto de irse por la coladera, como una rata que trata de esconderse de la lluvia. No podía dejar de llorar, y al llegar a casa me tuve que secar las lágrimas porque nadie tenía tiempo para consolarme.

-¿Quieres un té un caliente ahora?

-Quiero que deje de llover, quiero dormir calientita en mi cama sin que nada me preocupe, quiero no necesitar abrazos. Eso es todo.



foto de Angel Elías

2 ago 2010

Ampliacion del TRUCO V para no enloquecer


"agregale un P.D. que no se le ocurra responder los gritos en la cabeza..." Amorexia

Si el silencio y la soledad te aturden y además los gritos en la cabeza no se callan debes entender que justamente para ellos es que te has desconectado del mundo, que sin ellos no habría manera de crear un silencio perfecto.

El mejor silencio es donde el ruído más pequeño puede escucharse nítidamente, y la estridencia ya no espanta, te fundes en esa mole de sonidos para ya no ser nadie.

Déjalos gritar, escucha el aire sustentado el grito, el pequeño clap de saliva, el gemir donde agoniza y muere la rabia, el crujir de dientes, el tronar de la mandibula, el suspiro después del esfuerzo.

Si te atrevez únete a ellos, grita primero con la boca cerrada, después separa los labios fugando el sonido entre los dientes apretados, abre completamente la boca y deja cantar al mudo que te vive, expulsa todas las formas de sonido que le quepan a tu traquea.

Sigue hasta las altas horas de la noche, si alguien aún esperaba tu vuelta al mundo de la soledad tendrá que largarse, gritos así no los soporta ni el menos cuerdo de los cuerdos.