17 feb 2007




Rocamadour o la esperanza

"Bebé Rocamadour, bebé bebé, Rocamadour... te escribo porque no sabés leer."

Para mí, uno de los capitulos más conmovedores de Rayuela, es el 32. No es el más genial (pienso que se rifa este lugar el del episodio con Berthé Trepat o el de los tablones con Talita montada), ni el más interesante (que me dicen de la discusión sobre la realidad que hace todo el Club de la Serpiente), ni siquiera el más viceral (eso si es más dificil de escoger). Sólo es que este tiene el encanto de ser escrito desde la simpleza y candides de la mujer más entrañable del siglo veinte: una joven, ignorante, hermosa y enigmatica uruguaya, llamada Lucía y que para todos nosotros siempre será "la maga".

Uno al leer el libro nunca acaba de hacerse una idea completa de Rocamadour. Se cita poco, nunca hay un acercamiento "de la cámara" a su carita o a su expresión; es como si Cortázar lo esquivara y sólo nos mostrara la cama, las sábanas, la barriguita fría, y fotos de cuando vivía en el campo y la Maga lo extrañaba desde su pieza sucía en París. Sin embargo uno no puede olvidarlo, y de verdad nos duele saber que se muere, que al hacerse pública su muerte se acaba de la manera mas seca y cruel la relación entre Oliveira y la Maga; y de verdad tratamos de retardar lo más posible la llegada al final del capitulo 28, hacer que dure más la discución, entrener un poco más a Lucía, que no lleguen las tres de la mañana, que el olor a muerte no se note en el aire, para no se esfume, como la vida, todo lo que ama la Maga.

Y sin opción alguna soñamos con Oliveira al pan que llora, y deseamos con toda el alma volver a encontrar a esa mujer en alguno de los rincones de París o de Buenos Aires. ¿Por qué?

Algo que he pensado vez tras vez, es la razón por la cual Rocamadour no está con ellos hasta que la relación está a punto de irse al diablo. El porque la Maga cuando es feliz, (si es que se puede ser realmente feliz con un hombre como Oliviera que le duelen hasta las aspirinas), sólo extraña a su bebé pero no hace nada porque viva con ella, y ... ya sé que están pensando, que soy tonta o injusta, porque ella se lo lleva hasta que el bebé se enferma, no es que ella quisiera o no llevarlo antes, es que es una situación excepcional... pero ¿por qué se da esa casualidad, o por qué hasta entonces nos lo mete Cortázar en la trama, que quiere decir, que símbolo se trama detrás de la historia?

Lo más seguro es que ninguno y que estoy debrayando como siempre. Pero ¿no se parece un poco a lo que pasa en la vida? Cuando estás viviendo algo intenso, fuerte, pasional no necesitas de la esperanza, quizá te llega una nostalgia por querer tener una historia más bonita, más de cuento de hadas, pero esta bien, allí donde quiera que viva la esperanza vive bien, le va bien lejos, y en verdad aunque te pongas un poco loco y deprimente y te sientas un poco culpable por no esperar nada en serio y a futuro, a besos y sexo se te quita la cosquilla y la conciencia, y puedes de nuevo mantenerte de pie en esa rutina diariamente nueva de una relación de locos.

Pero, (siempre el funesto pero), cuando a esa relación se le empieza a terminar el aire, y te tienes que mudar tan cerca del otro que se te acabe el espacio, cuando ya no es un otro ni otra ni otros los que los separan, sino ustedes mismos los que se desencuentran, ¿no es cierto que es entonces cuando nos traemos a vivir con nosotros a la esperanza? Toda enferma y débil, estorbosa y molesta, frágil y amada; así, no importa, nos la llevamos con nosotros, aunque no quepa en ningun lado, y aun cuando sentimos la certeza de que son sus últimos respiros, le damos la medicina a sus horas, y le sobamos la barriguita, a ver si nos dura aunque sea hasta las tres de la mañana. ¿O no?



2 comentarios:

Yamina del Real dijo...

Antes que nada,gracia por la visita y el comentario.

Me hiciste recordar Rayuela,París, el miedo, el amor, el miedo al amor. El amor al miedo y al desamor como condición de existencia.El porque el amor está en tantos lados que nos aferramos a que este dónde no existe.

un abrazo me gusta mucho tu blog, hace sentir que podemos estar seguros aquí

un abrazo

y

Emanuel Simo dijo...

Siempre esa gran pregunta anda rondando por las mentes de todos. Creo que la gran pregunta humana (que incluso resume la de la histérica por la feminidad y la del obsesivo por la muerte) es ese triste "¿por qué?". Por qué revivimos lo que está muerto, por qué matamos lo que está vivo, por qué amamos, por qué odiamos, por qué sufrimos, por qué somos, por qué nacimos y por qué morimos. Sólo creo en ese "algo" que nos hace ir en contra de nosotros mismos, y es triste pero es una gran respuesta para tantos por qués.
Me emocionó recordar las palabras de la Maga que con su sabiduría e ingenuidad cotidianas enamoró a todos los que leímos Rayuela.
Gracias por el recuerdo, un abrazo