
EL HOMBRE SIN ROSTRO III
"En la actualidad, la humanidad es más sana que antes; sólo están enfermos unos pocos. Estos pocos, sin embargo, tiranizan al obrero, que está tan sano que no puede inventar ornamento alguno. Le obligan a realizar, en diversos materiales, los ornamentos inventados por ellos." Ornamento y Crimen. Adolf LoosSalgo de mi casa al despuntar el alba, trabajaré hasta que se me reviente el morral; el sol, el aire, y el cielo no existen, mas que esta cárcel de asfalto y de sal.
Me confundo en el mundo de tumbos, entre rostros, cuerpos y golpes. Soy uno más que cabecea en el sueño sin dueño de hierro, entre señoras y niños y locos, en este circo que es el pan díario, en este teatro de trajín absurdo.
Trabajo para unos hijos que no conozco, para unos ojos que no tienen llenadera, para unas bocas que tragan y gritan, para unas manos que despedazan y atan...
Llego en la noche arrastrando hasta el bofe, para recibir un bofetada de quejas; una bandeja de errores e iras, una cobija jalada de vieja.
No tengo rostro, no tengo nombre, ni esperanza; no tengo más que vejez y olvido de futuro, soy esto que se arrastra entre los días, las horas extras y los despidos; soy un engrane que se desgasta entre las muelas de esta enorme muerte llamada tercer mundo.