8 dic 2007




Ahogarse en agua, ahogarse en gente, ahogarse en un vaso de agua...


El 15 de septiembre fui al grito, (para los que no lo saben "el grito" es una ceremonia pública y atiborrada de mexicanos para festejar "la independencia", o por lo menos el gusto de tener una identidad gritona y nacional, para tener mayor claridad sobre esto pueden leer mi post del 16 de septiembre donde hay una "representación" de esta fiesta). La cuestión es que llegué algo tarde y todo el primer cuadro del centro historico de Morelia estaba atascado de compatriotas, y entonces uno se sorprende de cuantos cuerpos podemos caber en un metro; cuando crees que ya te encogiste y ergonómicamente te adaptaste a todas las demas caderas, hombros, codos y etceteras, otro mexicano más se mete y cabe, y otro, y otro y otro. De modo que todo iba calurosa y apretadamente bien, se grito el "viva México", se cantó el Himno Nacional, es más hasta pude sacar mi celular para que un amigo en gringolandia lo oyera, y bien, todo iba apestosa y torteadoramente tolerable. Hasta que se nos ocurrió irnos...


Y ahora sí que se puso feo, una cosa es muchos cuerpos acomodados en pocos centrimetros, y otra es algunos cuerpos tratando de salir del acomodo; los codazos, pisotones, manoseadas se ponen muy agresivos. Yo abría fila para mi mejor amiga mi madre y mi tía, así en hilerita y recibiendo un monton de golpes y apachurrones, pero ibamos avanzando hasta que llegamos a un horrible tapón: gente que llegó temprano y no se quería mover, gente que como nosotros ya quería irse, y sorprendentemente, otros que iban llegando y quería entrar en el gentío. De pronto me encontré con el cuerpo muy delgado de una mujer ebría que en medio de la multitud no se decidía a nada, iba delante de mí, y gritaba, discutía, insultaba, no sé como terminó insertada en mi caja toráxica, oprimiendo mis pulmones, entre mis brazos, mientras por detrás y por todos lados me apretaban; no podía moverme ni para atrás ni para delante, y lo peor, gracias a ella que atoro su cabeza entre mi cuello y mi hombro, no podía respirar. Lo juro, por un momento, no sé cuanto, sentí que ahora si ya me había cargado la huesuda, y literalemente iba ser una huesodototota, codos y espalda de navajas que se metía entre mi carne y me iba quitando el aire, de poco pero constantemente...

En Mayo, fuimos todos los graduandos a la Isla del Padre, me encanta el mar pero no sé nadar. Estuve toda la tarde caminando sola en la playa y lo disfruté bastante, sin embargo me estaba viendo muy antisocial, tenía que estar con mi grupo, asi que me metí a la alberca con ellos. Jugamos gato, y me tocó la pelota a mi, tuve que pasar al centro que obvio era más hondo que las orillas, mi ex fue chido y se dejó golpear para quedarse de gato en mi lugar, pero yo ya estaba en una zona que por no saber nadar era riesgosa, mis pies ya no tocaban el fondo, y como todos cambiaron de lugar entonces habia "olas", de modo que, ridículamente, estúpidamente, y realmente me empecé a ahogar.


Si, me estaba ahogando, me estaba hundiendo, el agua ya me tapaba los ojos, pero, no me quería mover; ya no podía contener el aire, sabía que me estaba ahogando, estaba muy conciente de ello, de hecho es como si tuviera una hiperconciencia, pero no quería hacer aspavientos, no quería patalear como desesperada, ni manotear ni hacer nada de eso que hacen los que se ahogan. Por un lado mi cerebro decía: mira tranqui ahorita se calman las olas y podrás moverte, por otro me decía, mira que si estás bruta teniendo el mar en frente te estas ahogando en un albeca. De modo que el tiempo pasaba y nada, ni se calmaban las olas, ni me movía, los únicos que pedían auxilio eran mis ojos, y obviamente costó mucho trabajo que alguien se diera cuenta; sí sabía que me estaba ahogando pero por dignidad, o quizá después porque la sensación de irse perdiendo lenta y concientemente era muy extraña, saber que si no haces nada te irás, te irás a la vista de todos pero como a ciegas, te irás sintiendo el frio del agua cubriéndote acariciándote, te irás cerrado los ojos lentamente, te irás transformando el miedo en placer, en una desición de no decidir... hasta que mi ex se acercó me tomó y me llevó a la orilla.

Ahora pienso que esos dos hechos fueron como una metáfora premonitoria en mi vida, y que de alguna manera me he acostumbrado a morir, a veces abrazando a la flaca mientras me emborracha, otras silenciosa y amablemente, a la vista de todos los que me quieren y creen que mi vida está a flote, y si ahogándome casi por puro orgullo y casi por algo de placer...




p.d. La foto se llama "a este lado del paraíso" es de Margarita García Buñuel

6 comentarios:

Unknown dijo...

me encanta este otro lado tuyo, no más porque es, y veremos si estás de acuerdo, una postura contradictoria sencillamente a tu onda.... mmmh cómo la llamamos?... dogmáticamente positiva.

Santiago Paz dijo...

Eso tiene un sólo mensaje: aprenda a nadar. Mal que mal, puede salvarte la vida.


Beijos.


atte:
Paz

txanba dijo...

lo tuyo sigue siendo la prosa.

un abrazo.

Amorexia. dijo...

Me encanto este etxto, nuestras debilidades como huimanos son precisamente aquellaws cosas que nos pueden hacer lucir mas fuertes como en el segundo caso, y la primera historia me llava a pensar, que somos masa, compacta como el agua. Yo prefiero morir en el agua, para volver a ella.

Muy bueno amiga.

Saludos desde mi hora mas oscura.

BEATRIZ dijo...

ay pues yo siempre me ando ahogando en un vaso de agua...y ni asi me dejo de la flaca rechoncha muerte, la insulto, estoy muy bien aqui, sobre todo despues de haberme encontrado en una mesa de quirófano en dos ocasiones y otras tantas, cree que me tiene pero...mangos!

la crónica esta bien narrada.

te dejo un saludo.

dèbora hadaza dijo...

Cris, jajajaja, abrazos, no se que mas decir...

Santiago, ummm me da flojera, creo que prefiero ahogarme jajajaja

Txamba: abrazotes,chidisimo poema.}

Amorexias: leerte me encanta, eres buenísimo y si esa es tu debilidad que envidia, abrazos

Beatriz alias Susana tu si sabes que es estar cerquita de la muerte, y yo te quiero mucho, besotes!!