11 feb 2010


Hay días como hoy en que tengo que escribir diez imagenes y 5 metaforas, lavar el marco de una ventana y cocinar un arroz sofisticado en un arrocera bastante nice. Me espera también el formato de un documento muy IMPORTANTE y un guisado que nunca he hecho, como son casi todos los guisados del mundo.

La regla no para desde hace una semana y media, y el pinole mal preparado me ha hecho vomitar varías veces. La cama está destendida y mientras escribo escucho "pachuco" de una banda vieja con olor a secundaria y miedo a crecer.

Sigue "mal bicho" y pienso que no se donde encontrar trabajo, que no tengo idea de como vender productos saludables a gente que no conozco. Lo enfermo más enfermo de esta situación es que paso más de 16 horas al día sin hablar, ya ni siquiera conmigo misma.

Tengo los pies helados.

Pienso en los hombres femeninos, en todas las veces que me ha tocado consolar a alguno, en cada ocasión que una pesonalidad se quebró ante mis pies, en cada palabra no terminada de decir, en todas esas veces que un rostro lleno de lagrimas se convirtió en un puño.

Mis peces flotan, tienen flojera de nadar en un espacio de 50 x 20 cms. y deseo sacarlos uno por uno y ver como mueren sobre una alfombra que dejo de ser mullida.

Los ojos de mi sobrina son como dos cigarros encendidos a punto de apagarse, y su sonrisa será comida por las bocas que nunca la aceptaron. Creo que cada niño debería ser raptado por los ovnis, volar en una afombra mágica, ser arrebatados en un segundo por un mano invisible y jamás crecer. Creo que debemos dejar de escuchar el llando de un niño por siglos para adorarlo de rodillas una vez que vuelva a sonar. Creo que la televisión no es tan mala niñera cuando la madre es una perra.

Realmente ninguna de mis palabras tiene gran peso, podría tragarme todas y cada una de ellas, y después ir ante la virgen de porcelana y llenarla de plegarias.

2 comentarios:

Sybila dijo...

Wow. Qué final Deb.

Esa idea de que no oir más el llanto de un niño por siglos para, después, poder adorarlo, es genial.

Siento que tus textos son cada vez más fuertes y determinantes.

Enhorabuena, me gusta leerte Deb. =)

TE mando un gran abrazo desde mi día que apenas empieza...

Besos.

Sybila dijo...

P.S. Los silencios también son necesarios... debes saberlo mejor qué yo, Deb. La música también está compuesta de silencios...