30 may 2011


Notas:

Hace un rato recordé que me gustan mucho las fuentes, -menos la del salto de agua en el df.-, y recordé que mi momento favorito es cuando las encienden, cuando todavía no sabes la forma que va tomar su cuerpo, justo cuando todo es inicio y borbotónes.

El sábado mi Isaac inició sus clases de alemán, hacía años que no veía una cara así, una cara de cuando se inicia algo, de abrir un libro del que no entiendes nada, de volver a no saber hablar. Aprendí unas cuantas palabras con él y me motivó a memorizar pasajes bíblicos en francés, la idea es volver a desconocer, volver a entender algo ya entendido, en distintos sonidos.


La foto pertenece a "la galería de la venganza más grande", se llama "si las gotas de lluvia fueran de chocolate", el sábado aún no sabía que existía esa canción, no me gusta Barney, me enteré de una forma trágica y dulce a la vez. Siempre pensé que cantar era buen antídoto ante el miedo, y es verdad, aun ante un miedo de muerte.



4 may 2011



Desde anoche se metió una mosca. Pocas cosas en la vida son más molestas que ese insecto. Tiene todo lo malo que se puede tener, es ruidosa, sucia, persistente, pegajosa.

Estábamos leyendo en la cama pero no podíamos concentrarnos, su aleteo, su sonido, nos interrumpía, además que de cuando en cuando se paraba en nuestras piernas u hombros desnudos.

No teníamos matamoscas, no tenemos matamoscas; con eso, una buena lámpara para la cocina, y un amigo para el baño tendríamos la vida resuelta. No se le puede dejar caer un libro, claro que de haberla matado a librazos sería sólo con el directorio telefónico.

Hoy en la mañana mientras tomaba mi desayuno, ella llegó a la sala. Dejé sobre uno de los bancos un palito de paleta y ella se daba gusto sobre él, y yo seguía sin tener a la mano nada con que matarla. De repente pensé que en realidad no me molestaba en nada que ella chupara el palito que iba terminar tirando a la basura, lo que me fastidiaba era su presencia.

Tal vez esa mosca tenía las patas limpias, al entrar a la sala ni siquiera hizo ruido, se saboreaba algo que yo iba a botar; nada de lo que ella hiciera me afectaba, lo que no soporto es que exista. No soporto su vida, tengo tan grabado en mi código que son malas y asquerosas, que ya sólo pienso en su muerte una vez que las veo.

Y es que son feas, no podríamos acosar tanto a una mariposa o a una catarina, ni siquiera a un grillo. Pero ellas no ayudan, son feas; su sonido siempre es molesto, afortunadamente no apestan.

Estoy escribiendo y estoy intrigada, ¿a dónde fue a parar la maldita mosca? ¿por qué no la escucho? En cuanto tenga algo que sirva juro que la mataré.

p.d. encontré un periódico viejo y ya descansa en paz. Yo sabía que para algo eran útiles los periódicos impresos.